martes, 16 de abril de 2013
caminando
No sé si les pasa como a mí, que están caminando por la calle y de pronto, aparece la sospecha de que no estás en Berlín. Vuelvo a mirar el puente, el Spree, los edificios; algunos aun con la apariencia de la pre -reunificación alemana, en Prenzlauer Berg. Luego recupero la antigua respiración, suspiro y me digo. Qué rico que estoy aquí. Hoy mejor que nunca, con mucho sol y me doy cuenta que hay nuevas flores en el jardín debajo de mi casa.
He salido a hacer algunas visitas, reuniones y me detengo en una de las tantas tiendas vietnamitas a comprar lo que mi hombre y mi nina disfrutan mucho: el culantro (Koriender), las fresas y tomates frescos. Cuando seguí la caminata a casa, me puse a pensar en los momentos de culpa que muchas MaMis pasamos porque no somos tan buenas ni dedicadas como otras que sí; y que seguramente también se lamentan de olvidarse de sí mismas o haber dejado el trabajo de sus suenos por dedicarse a criar a sus hijos.
No me fui más allá porque estas reflexiones y lecturas que abundan para aplacar o encender la culpa, abundan y alguna vez me pasaron las manos y la mente. Pensaba solamente que antes ni me hubiera puesto a pensar tanto no solo en qué debo comprar, sino en qué puede ser mejor y qué le puede gustar a mi hija. Me dejo ensenar y aprender a valorar esos pequenos momentos de decisión, en los que pesa una tercera persona y no tú misma; y de cuánto valor tiene eso para nosotras mismas. Al menos para mí.Cada vez que compro algo debe ser para nutrir: nutrir la pancita de RL pero también nutrir su belleza interior y la de afuera... y al final, me doy cuenta que el día se me fue y aunque hice mucho, el tiempo no alcanza.
Aun así, me siento satisfecha de saber que todo tiene claves diferentes ahora y que si la clave de los hijos/as están presentes en nuestras decisiones, ésta es una concesión libre, que nos hace cada vez menos parecidas al egoísmo o a la vanidad inmediata. No me siento mal por ello ni tampoco por saber que algunas veces, la agenda no tiene espacio más que para los proyectos que tengo en mente y que quisiera concretar. Es así, no existe la madre perfecta. Solo nosotras con nuestros ires y venires, nuestra energía y el cansancio que a veces nos apaga.... pero todo se hace caminando y no importa si el ritmo no es el de nuestros hijos.
He tenido una noche corta y me espera el volcncito después de la Kita. Hoy me tocará decir a mi hija que vamos a caminar más pausadamente. Y si ella corre, voy a dejarla sin angustiarme. Ella también está aprendiendo sus propios límites y verá dónde hay que parar. Menudo mensaje para mí esta manana.
Buen día!
He salido a hacer algunas visitas, reuniones y me detengo en una de las tantas tiendas vietnamitas a comprar lo que mi hombre y mi nina disfrutan mucho: el culantro (Koriender), las fresas y tomates frescos. Cuando seguí la caminata a casa, me puse a pensar en los momentos de culpa que muchas MaMis pasamos porque no somos tan buenas ni dedicadas como otras que sí; y que seguramente también se lamentan de olvidarse de sí mismas o haber dejado el trabajo de sus suenos por dedicarse a criar a sus hijos.
No me fui más allá porque estas reflexiones y lecturas que abundan para aplacar o encender la culpa, abundan y alguna vez me pasaron las manos y la mente. Pensaba solamente que antes ni me hubiera puesto a pensar tanto no solo en qué debo comprar, sino en qué puede ser mejor y qué le puede gustar a mi hija. Me dejo ensenar y aprender a valorar esos pequenos momentos de decisión, en los que pesa una tercera persona y no tú misma; y de cuánto valor tiene eso para nosotras mismas. Al menos para mí.Cada vez que compro algo debe ser para nutrir: nutrir la pancita de RL pero también nutrir su belleza interior y la de afuera... y al final, me doy cuenta que el día se me fue y aunque hice mucho, el tiempo no alcanza.
Aun así, me siento satisfecha de saber que todo tiene claves diferentes ahora y que si la clave de los hijos/as están presentes en nuestras decisiones, ésta es una concesión libre, que nos hace cada vez menos parecidas al egoísmo o a la vanidad inmediata. No me siento mal por ello ni tampoco por saber que algunas veces, la agenda no tiene espacio más que para los proyectos que tengo en mente y que quisiera concretar. Es así, no existe la madre perfecta. Solo nosotras con nuestros ires y venires, nuestra energía y el cansancio que a veces nos apaga.... pero todo se hace caminando y no importa si el ritmo no es el de nuestros hijos.
He tenido una noche corta y me espera el volcncito después de la Kita. Hoy me tocará decir a mi hija que vamos a caminar más pausadamente. Y si ella corre, voy a dejarla sin angustiarme. Ella también está aprendiendo sus propios límites y verá dónde hay que parar. Menudo mensaje para mí esta manana.
Buen día!
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