viernes, 9 de agosto de 2024
Mi(s) Frontera(s): Identidad y Transformación. A propósito de "Botherlands" de G. Anzaldúa
“Una conciencia mestiza es aquella que puede tolerar las contradicciones, una conciencia que atraviesa las fronteras de diferentes culturas, idiomas y tradiciones. Es la identidad de quienes no pertenecen a un solo lugar, sino a varios al mismo tiempo.”
Botherlands, Gloria Anzaldúa.
En mi viaje decolonial, un recorrido que sigue en constante movimiento, he buscado muchas lecturas y, a su vez, algunas me han encontrado a mí. Antes de comenzar mis vacaciones de verano, terminé "Borderlands/La Frontera" de Gloria Anzaldúa. La experiencia de vivir en zonas fronterizas me ha acompañado desde que dejé Lima, recién diplomada como profesora. Pasé de vivir entre las fronteras de Perú con Bolivia a la frontera con Ecuador. De sur a norte, los climas cambiaban en todo sentido: del espíritu silencioso y a veces introvertido de los Andes a la vida festiva y bulliciosa del rico norte; de las comidas que nos permitían soportar el frío y la altura a aquellas que acompañaban al sol y las playas. Todo me hacía percibir que era parte de un todo muy diverso y especial, y cada pedazo estaba en mí, ya que mi familia proviene tanto del norte como del sur.
Recuerdo algunas anécdotas que inspiraron mis primeras notas, aunque al final nunca se publicaron. Me ganó, como siempre, mi activismo y la creatividad que brotaba por todos lados. A más de 20 años de aquellas experiencias, me encuentro con un texto más estructurado, el de Anzaldúa. Y con ella han vuelto aquellas anécdotas y reflexiones. No entendía por qué en algunas zonas niñas y niños cantaban el himno nacional ecuatoriano en "territorio peruano". Cómo se definían las líneas divisorias entre dos países y cómo, a pesar de ello, muchas personas no sabían si pertenecían a un país o no. Los límites eran diversos, a veces solo un río o una trocha... Y en medio de esas realidades, qué poco ha calado la idea de nación en la conciencia de la gente.
Y, ¿qué pasa cuando nos movemos fuera de esos lugares de pertenencia; cuando migramos? Anzaldúa me ha permitido entender mejor la identidad de la mestiza, de la chicana entre México y los EE.UU, y más aun, de mirada particular de una mujer lesbiana, transitando entre la desaprobación y la mejor fuente para hacerse poderosa, pasando del texto narrativo a la poesia, dejando sentir sus vibraciones y dolor asi como su esperanza social... Pero también me ha ayudado a reflexionar sobre mis propios límites, los que traemos o los que se van creando cuando migramos. Las experiencias nos ayudan a dar nombre a las palabras, a dotarlas de nuevos sentidos y a usarlas con más libertad y menos miedo. O a veces aún no se atreven a salir. Y esa espera es también una señal de potencialidad y esperanza. Ser aceptada o no, esa es la pregunta que solemos hacernos. Y las nuevas lecturas de la experiencia nos dicen que lo importante es si nosotras aceptamos a ese nuevo ser que somos nosotras mismas.
Las preguntas que surgen en este camino ya no apelan tanto a si somos de aquí o de allá, sino más bien al contenido inédito de nuestras propias fronteras, esas que aún están por explorarse. Es en los momentos de silencio y calma, cuando no hay nadie calificando o descalificando lo que hacemos, donde se revela lo que aún no conocemos de nosotras mismas. Estoy en ese proceso, en ese camino de desciframiento, que con seguridad seguirá abriendo mis ojos, no tanto para juzgar, sino para abrazar con com-pasión todo lo que aún nos falta por aprender sobre quienes somos... Y en esa aceptación radica la verdadera riqueza de este viaje.
***
Auf Deutsch
Meine(n) Grenzen: Identität und Transformation anlässlich von "Borderlands" von Gloria Anzaldúa.
"Eine 'mestiza' Bewusstsein ist jenes, das Widersprüche aushalten kann, ein Bewusstsein, das die Grenzen verschiedener Kulturen, Sprachen und Traditionen überwindet. Es ist die Identität derjenigen, die nicht an einen einzigen Ort gebunden sind, sondern gleichzeitig an mehreren."
Borderlands, Gloria Anzaldúa.
Auf meiner dekolonialen Reise, die sich in einem ständigen Wandel befindet, habe ich nach vielen Büchern gesucht, und einige haben mich wiederum gefunden. Bevor ich meine Sommerferien begann, schloss ich die Lektüre von "Borderlands/La Frontera" von Gloria Anzaldúa ab. Die Erfahrung, in Grenzgebieten zu leben, hat mich begleitet, seit ich Lima verlassen habe, frisch diplomiert als Lehrerin. Ich zog von den Grenzen Perus zu Bolivien hin zu den Grenzen zu Ecuador. Von Süden nach Norden änderten sich die Landschaften und Atmosphären in jeder Hinsicht: vom stillen und manchmal introvertierten Geist der Anden hin zu dem festlichen und lebhaften Treiben des reichen Nordens; von den Speisen, die uns halfen, die Kälte und Höhe zu ertragen, zu denen, die zu Sonne und Stränden passten. All dies ließ mich spüren, dass ich Teil eines sehr vielfältigen und besonderen Ganzen war, und jedes Stück davon trug ich in mir, da meine Familie sowohl aus dem Norden als auch aus dem Süden stammt.
Ich erinnere mich an einige Anekdoten, die meine ersten Notizen inspirierten, die jedoch letztendlich nie veröffentlicht wurden. Mein Aktivismus und die Kreativität, die überall in mir sprudelte, haben mich wie immer überwältigt. Mehr als 20 Jahre nach diesen Erfahrungen finde ich mich in einem strukturierteren Text wieder, dem von Anzaldúa. Und mit ihr kehrten jene Anekdoten und Reflexionen zurück. Ich verstand nicht, warum in einigen Gebieten Kinder die ecuadorianische Nationalhymne auf peruanischem Boden sangen. Wie die Grenzlinien zwischen zwei Ländern definiert wurden und wie viele Menschen dennoch nicht wussten, ob sie zu einem Land gehörten oder nicht. Die Grenzen waren vielfältig, manchmal nur ein Fluss oder ein schmaler Pfad... Und inmitten dieser Realitäten stellte ich fest, wie wenig die Idee einer Nation im Bewusstsein der Menschen verankert war.
Und was geschieht, wenn wir uns aus diesen Orten der Zugehörigkeit entfernen, wenn wir migrieren? Anzaldúa hat mir geholfen, die Identität der Mestiza, der Chicana zwischen Mexiko und den USA besser zu verstehen, insbesondere die Perspektive einer lesbischen Frau, die zwischen Ablehnung und der stärksten Quelle ihrer Kraft navigiert. Sie bewegt sich vom narrativen Text zur Poesie, lässt ihre Vibrationen und ihren Schmerz spürbar werden, ebenso wie die Hoffnung auf sozialen Wandel. Doch sie hat mir auch geholfen, über meine eigenen Grenzen nachzudenken – jene, die wir mitbringen, und jene, die entstehen, wenn wir migrieren. Erfahrungen helfen uns, den Worten einen Namen zu geben, ihnen neue Bedeutungen zu verleihen und sie mit mehr Freiheit und weniger Angst zu verwenden. Oder manchmal trauen sie sich noch nicht ans Licht. Und dieses Zögern ist auch ein Zeichen von Potential und Hoffnung. Angenommen zu werden oder nicht – das ist die Frage, die wir uns oft stellen. Doch die neuen Lesarten der Erfahrung zeigen uns, dass das Wichtigste ist, ob wir dieses neue Selbst, das wir geworden sind, akzeptieren.
Die Fragen, die auf diesem Weg entstehen, zielen nicht mehr darauf ab, ob wir von hier oder dort sind, sondern vielmehr auf den unerforschten Inhalt unserer eigenen Grenzen, die noch entdeckt werden müssen. Es sind die Momente der Stille und Ruhe, in denen niemand beurteilt oder kritisiert, was wir tun, in denen sich offenbart, was wir noch nicht über uns selbst wissen. Ich bin in diesem Prozess, auf diesem Weg der Entschlüsselung, der mit Sicherheit meine Augen weiter öffnen wird – nicht so sehr zum Urteilen, sondern um mit Mitgefühl all das zu umarmen, was wir noch über uns selbst lernen müssen. Und in dieser Akzeptanz liegt der wahre Reichtum dieser Reise.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)