El ano 2010 nos cogió con una avalancha de tareas y expectativas que surgieron en varias instituciones y personas. Hemos avanzado mucho haciendo cosas y ganando reconocimiento de varios organismos alemanes y lo más lindo, de nosotras mismas. La llegada de nuevas miembros nos fue dando un nuevo aliento y mucha calidez y calidad a nuestra propuestas en acción. Así, del trabajo y la acción, nos vimos en la necesidad de retomar la reflexión con que empezamos las primeras 8 mujeres del grupo. En ese contexto nació la idea de un espacio para el diálogo íntimo y personal. Lo llamamos Ich-tegration. El nombre había estado rondando en mi cabeza mucho tiempo gracias a una entrevista que Charlotte L , una estudiante de la Universidad de Leipzig, me hizo durante este largo invierno. Mientras ella me explicaba su análisis de mis respuestas, moví sus papeles y armé la palabra que ya sentía llena de contenido. Las demandas del grupo, me ayudaron a darle vida, cuerpo y forma.
Luego de varias sesiones con ellas, me siento sobre pasada y nuevamente gratificada. Estos encuentros me han ayudado a precisar mis búsquedas, los puntos que quiero negociar con mi pareja y a valorar de otra forma mi ser madre y mujer en Berlín. Son muchas las ganancias que podría compartir pero siempre pienso en el valor de lo que hacemos frente a la liviandad de las palabras.
Deja que la pregunta sea pregunta para que la respuesta sea respuesta
En este camino que nos ofrece la maternidad, son las preguntas lo que más abundan en temas y colores. La frase de este acápite me ayuda a tomar con calma lo que hoy es una realidad cotidiana. Recuerdo a mi asesor repitiendo esta frase cada vez que me aceleraba por contestar sus inteligentes preguntas. Marita, me decía, deja que las preguntas sean preguntas para que las respuestas sean respuestas. Me llevó un tiempo entender que no siempre el que contesta primero, sabe más. Las veces que dejé anidada alguna pregunta a que se cociera en el tiempo, me quedé maravillada de la baraja de opciones que podían salir en el proceso de querer contestarla.
La maternidad para bien o para mal, suele apurar la historia y nos exige respuestas rápidas. Sin embargo, los momentos de cercanía en silencio o de baile con nuestros ninos/as nos dan oportunidades maravillosas para poner un poco en orden la casa interior.
Sea por la experiencia familiar o por el hecho de tener que educar/educarse en un espacio extrano a nosotras, la situación se puede complicar aun más. Venimos con un bagaje que nos indica cómo debe ser una mamá y estas formas deben probarse y contrastarse con otras que van en una lógica, a veces totalmente opuesta.
La demanda de nuestros ninos orientan cómo priorizar el tiempo y la balanza pero cuando ésta se suma a las aspiraciones profesionales de una mujer, no siempre es fácil encontrar el camino adecuado. Empezamos a pelearnos con nosotras mismas y con esta realidad que no nos comprende y generalmente, sufrimos. Me ha tocado pasar algunas crisis por los cambios - debería decir: por la independencia - de mi hija y esto cuesta asumirlo. Con el tiempo, veo que no siempre se trata de contraponer un tipo de madre con otro sino que muchas veces, dependiendo del momento, estos tipos diversos se posicionan en nosotras, en fases distintas.
Buena madre, mala madre...
Hay, entonces, un tiempo para lamentarnos por no ser la mamá perfecta o porque nuestros hijos muestran cosas que nos causan desconcierto ya que casi siempre una se siente culpable de estas actitudes o cambios de conducta. Olvidamos que los ninos/as per se no son calco y copia de nosotras o de lo que les entregamos. Ellos/as tienen un determinado margen de libertad para ser lo que son y quieren ser.
Otro tiempo es el de querer trabajar y sentirse útil. Lejos de las exigencias del capitalismo y sus mitos, muchas mujeres tienen el deseo de desarrollarse en áreas que la maternidad per se no te da. El ser humano tiene muchas vetas para ser creativo y aunque ahora considero que la muestra máxima de esta capacidad nos la da el ser madres, la posibilidad de intercambiar con otras personas, experiencias, saberes y prácticas nos ayuda mucho a romper con la monotonía y explorar otros mundos en nosotras mismas. Los temores para reinsertarse en el mundo laboral, muy frecuente en nosotras, depende mucho de otros factores, que no necesariamente son determinados por la maternidad. No es lo mismo pensárselo a los 20, 30 ó 50 anos ni tampoco al margen de nuestra historia familiar o la calidad de relación que tengo con mi pareja, muchas veces hombre y ajeno a mi tradición cultural y familiar.
Haciendo un balance sobre lo que he vivido estos dos anos de Rosa Linda, veo que mi vida no se dibuja en una línea horizontal sino que tiene muchas curvas y que cuando pienso que me estanco, algo pasa y vuelvo a repuntar. Los conflictos y los cuestionamientos, sobre todo aquellos que vienen del corazón en base a lo que nos toca escuchar de nosotras mismas y de otros, siempre apuntan a algo nuevo. Ayuda mucho, respirar, hacerse una pausa, escuchar al corazón y tomar una decisión. Esto es lo que en definitiva me da el contacto diario con mi hija y otras madres como yo en este camino tan increíble e incierto como es la maternidad.
Dejo ahora ante ustedes, otra invitación a seguir caminando a sabiendas que se trata de una ruta que nos puede dar sorpresas de todo tipo. Nuestros ninos son la mejor muestra de lo que es caminar así: cayéndose y levantándose, sin temor de llorar porque se saben acompanados/as por su mami o papi. Aunque ellos/as no sean muy conscientes, es fascinante saber lo mucho que pueden ayudarnos... La posibilidad de hablar y relacionarse con otras madres en forma abierta y honesta son otra forma de ensayar reflexiones y decisiones.
... Alejarse del camino en solitario - diferente a decidirse por la soledad o el silencio - es lo que nos ayudará, en definitiva, a darnos cuenta que tú tampoco estás sola.
Gracias Rosa Linda, gracias mis queridas MaMis.
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