Con el cambio solar, los días en Berlín se han puesto más bonitos y son las plantas o la gente quienes lo sentimos por todos lados. La belleza y la luz nos animan a caminar, respirar y disfrutar los días largos aunque a veces nos caigan lluvias sin aviso.No habíamos visitado a Bruni hace mucho así que el recuerdo de su jardín-huerta estaba aun marcado por la aridez y la opacidad. Ahora nos tocó ver hileras de lechugas, fresas, hierbas, papas y hermosos árboles de manzana o duranznos. Las flores, que ya no pude contar ni organizar por colores, son diversas y los frutos que están naciendo también se dejan ver. Mi hija que adora las fresas, estuvo cosechando varias bajo la atenta mirada de la Omi. Se llevan muy bien y nosotros lo disfrutamos mucho. Con los virus y bacterias rondando en Alemania, es riquísimo volver al placer de las ensaladas frescas, sin sospechas de contagio o riesgo.Como mujer autónoma que es, no solo fuimos recibidos con este paisaje y comida en abundancia hecha por ella misma, con sus agrietadas y diligentes manos, sino que nos había preparado una piscinita muy pertinente en los 30 y pico grados que nos caían encima. Qué tranquilidad y sosiego se respira rodeada de tanta vida que Dios nos trae gratuitamente.Mi mamamama María en Perú pasa ya los 90 anos y como la tengo lejos, me alegra tener a Bruni tan cerca. Ojalá esto dure mucho tiempo. Me encanta pensar en la ternura de las comidas pero también en ese contacto tan natural que veo entre mi hija y su bisabuela.
martes, 7 de junio de 2011
Mucha vida en casa de la Bisabuela
El fin de semana pasado, mi familia estuvo visitando a la bisabuela. A mi hija le encantan los ninos pequenitos y también las Omas - o abuelas -. Cada vez que subimos a un tren o tranvía, las busca con la mirada y empieza la conversa y los juegos. A los "viejitos" les encanta. Con algo de experiencia, casi estoy segura que no todas/os son Omas u Opas pero se lo pasan bien adoptando en el instante a la nieta Rosa Linda.
La Omi Bruni entusiasma también a mi hija. Bruni tiene más de 80 anos y vive sola. Su soledad nunca ha sido un límite para sonreír o hacer sonreír a los demás. Nos atiende como a reyes y es muy raro que pida ayuda en la cocina. Las veces que vamos, toca más bien, apoyar en el jardín.
Con el cambio solar, los días en Berlín se han puesto más bonitos y son las plantas o la gente quienes lo sentimos por todos lados. La belleza y la luz nos animan a caminar, respirar y disfrutar los días largos aunque a veces nos caigan lluvias sin aviso.No habíamos visitado a Bruni hace mucho así que el recuerdo de su jardín-huerta estaba aun marcado por la aridez y la opacidad. Ahora nos tocó ver hileras de lechugas, fresas, hierbas, papas y hermosos árboles de manzana o duranznos. Las flores, que ya no pude contar ni organizar por colores, son diversas y los frutos que están naciendo también se dejan ver. Mi hija que adora las fresas, estuvo cosechando varias bajo la atenta mirada de la Omi. Se llevan muy bien y nosotros lo disfrutamos mucho. Con los virus y bacterias rondando en Alemania, es riquísimo volver al placer de las ensaladas frescas, sin sospechas de contagio o riesgo.Como mujer autónoma que es, no solo fuimos recibidos con este paisaje y comida en abundancia hecha por ella misma, con sus agrietadas y diligentes manos, sino que nos había preparado una piscinita muy pertinente en los 30 y pico grados que nos caían encima. Qué tranquilidad y sosiego se respira rodeada de tanta vida que Dios nos trae gratuitamente.Mi mamamama María en Perú pasa ya los 90 anos y como la tengo lejos, me alegra tener a Bruni tan cerca. Ojalá esto dure mucho tiempo. Me encanta pensar en la ternura de las comidas pero también en ese contacto tan natural que veo entre mi hija y su bisabuela.
Con el cambio solar, los días en Berlín se han puesto más bonitos y son las plantas o la gente quienes lo sentimos por todos lados. La belleza y la luz nos animan a caminar, respirar y disfrutar los días largos aunque a veces nos caigan lluvias sin aviso.No habíamos visitado a Bruni hace mucho así que el recuerdo de su jardín-huerta estaba aun marcado por la aridez y la opacidad. Ahora nos tocó ver hileras de lechugas, fresas, hierbas, papas y hermosos árboles de manzana o duranznos. Las flores, que ya no pude contar ni organizar por colores, son diversas y los frutos que están naciendo también se dejan ver. Mi hija que adora las fresas, estuvo cosechando varias bajo la atenta mirada de la Omi. Se llevan muy bien y nosotros lo disfrutamos mucho. Con los virus y bacterias rondando en Alemania, es riquísimo volver al placer de las ensaladas frescas, sin sospechas de contagio o riesgo.Como mujer autónoma que es, no solo fuimos recibidos con este paisaje y comida en abundancia hecha por ella misma, con sus agrietadas y diligentes manos, sino que nos había preparado una piscinita muy pertinente en los 30 y pico grados que nos caían encima. Qué tranquilidad y sosiego se respira rodeada de tanta vida que Dios nos trae gratuitamente.Mi mamamama María en Perú pasa ya los 90 anos y como la tengo lejos, me alegra tener a Bruni tan cerca. Ojalá esto dure mucho tiempo. Me encanta pensar en la ternura de las comidas pero también en ese contacto tan natural que veo entre mi hija y su bisabuela.
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lindo todo, el jardin hermosisimo y Rosalinda preciosa recogiendo fresas jajaja, que bendicion ese relacion abuelita-nieta, que sigan disfrutando! abrazos lindas.
ResponderEliminarGracias mi querida L. A ver si cruzamos algun dia estos momentitos tan lindos de la vida.
ResponderEliminarAH!! la relación es de bisnieta a bisabuela...
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