Y volviendo a la luna, me doy cuenta de estas cosas simples que tenemos en frente y no siempre valoramos. Mi hija y los ninos son un buen ejemplo para notarlo. Como el hecho de hacer pausas en el camino porque vieron un gusano o una pieddra de color extraordinario, o simplemente la luna que camina sin mucho esfuerzo pero que nos acompana mientras avanzamos en medio de la noche.
viernes, 25 de enero de 2013
La luna también camina, pero...
Ayer, después de una pausa en la ludoteca del barrio y una escenita que hizo mi nina en la casa de una amiga, salimos las dos a comprar, ya de noche y con mucho frío. Luego de parar y hacer unas compras necesarias para la cena, mi hija se detuvo a mirar el cielo. Miraba en realidad, a la luna. Me dijo entonces, sin pensarlo mucho: Mamá, la luna camina, e hizo una pausa porque estaba bebiendo un yogurt de plátano. Retomó la conversación: mamá, la luna camina, pero no con pies, ni con cabellos ni con manos. - Entonces, con qué, pregunté con curiosidad. Con nada, me dijo. Camina así nomás.Frente a otras respuestas que salen de su cabecita, confieso que ésta no me deslumbró como suele pasar. Sin embargo, me quedé pensando en la sencillez de ese momento. Solo ella y yo, olvidando el frío y yendo a casa más allá de las 19 hrs.
Pensaba entonces en los momentos previos de ir a casa con Rosa Linda. Este es el momento de los números y las letras. Le falta aun dos anos para ir a la escuela, pero ella está encantada con estas cosas. Mis viajes por la ciudad, que hago casi siempre con ella, han sembrado en mí ideas y formas para aprovechar los viajes largos. Entonces, todas las imágenes que vemos desde el tren o los tranvías son oportunidades de aprendizaje. Un letrero, los símbolos del transporte público, los colores y las propias personas a las que ella siempre pregunta de todo, le están dando unos inputs inesperados. El nuevo aparatito que le regaló su papá, también le invita a conocer otros países a través de imágenes y preguntas y ella anhela conocer esos mundos. Cada día intentamos acercarnos a un continente para empezar a organizar la información pero claro, a veces se confunde. No me molesta. Me alegra ver cómo su curiosidad le da más seguridades y deseos de aprender.
Y volviendo a la luna, me doy cuenta de estas cosas simples que tenemos en frente y no siempre valoramos. Mi hija y los ninos son un buen ejemplo para notarlo. Como el hecho de hacer pausas en el camino porque vieron un gusano o una pieddra de color extraordinario, o simplemente la luna que camina sin mucho esfuerzo pero que nos acompana mientras avanzamos en medio de la noche.
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