Caminando con la princesa de mis dias

Caminando con la princesa de mis dias
Foto: © Familia Radtke-Orbegoso, 2024.

viernes, 29 de noviembre de 2024

Reflexiones sobre los espacios feministas y la organización colectiva

Foto: después del conversatorio con políticas en el marco de la AK Lingua Pankow - 27.11.24

En uno de los chats en los que participo, volvió a surgir un tema recurrente: la supuesta exclusión que algunos hombres sienten al acercarse a organizaciones feministas. Esta no es una conversación nueva. Una y otra vez, emergen discursos que critican o victimizan a los hombres mientras cuestionan el trabajo que muchas mujeres llevan a cabo en estos espacios.  

No me considero una feminista consumada. Aún me siento en camino de comprender y vivir plenamente esa identidad. Sin embargo, como mujer migrante que ha tejido redes desde mis veinte años —redes que, afortunadamente, siguen funcionando hasta hoy— y como fundadora de asociaciones en Berlín, me resulta difícil permanecer en silencio ante estas críticas.  

Reconocer el trabajo organizado de las mujeres  

Parece que quienes cuestionan el trabajo organizado de las mujeres desconocen el esfuerzo monumental que implica crearlo y sostenerlo. Desde mi experiencia, y pese a algunas malas vivencias con hombres, jamás he restringido el acceso de hombres a los espacios que lidero. Reconozco, además, el privilegio de contar con una pareja que me ha apoyado incondicionalmente en mis luchas. Sin embargo, las decisiones clave y el trabajo pesado los he llevado a cabo yo misma, como ocurre con muchas mujeres.  

A menudo, nosotras cargamos con el peso de liderar, ya sea estando solas, con hijos o sin ellos, con pareja o sin ella. Mi único aprendizaje constante es que no puedo hacerlo todo sola. Siempre he pedido ayuda, y la mayoría de las veces esa ayuda ha llegado de otras mujeres. Esto lo he visto también en muchas organizaciones migrantes, que suelen ser comandadas por mujeres, incluso cuando no están etiquetadas como asociaciones de mujeres.  

Cambiar las preguntas, cambiar las perspectivas  

En lugar de criticar el trabajo de las mujeres que se organizan —a quienes nadie les ha regalado nada—, quizá sea hora de plantear otra pregunta:  
¿Por qué, si estas organizaciones no te representan, no te organizas con otros hombres para crear tus propios espacios?

Todos en este territorio enfrentamos las mismas barreras, pero también contamos con las mismas oportunidades para organizarnos y superarlas, especialmente en colectivo. ¿No sería más constructivo que, en lugar de cuestionar el esfuerzo de las mujeres, los hombres encuentren sus propias soluciones o apoyen causas donde sus luchas también sean parte de la agenda?  

Muchas organizaciones sociales han sido impulsadas por mujeres no porque excluyan a los hombres, sino porque, cuando hace falta, somos nosotras las que ponemos el cuerpo, las ideas y el trabajo. Es hora de reconocer que, lejos de dividirnos, este esfuerzo es un ejemplo de cómo construir algo desde las adversidades.  

Nuevos significados para el trabajo político  

Aunque no me considero plenamente feminista, deseo fervientemente serlo. Cada historia de lucha que llega a mi vida me inspira y me confirma que ese es el camino que quiero seguir. Sin embargo, también creo en resignificar el trabajo político. Demos valor a lo que muchas veces ignoramos:  
- El autocuidado como acto radical.  
- La humanidad compartida como base del respeto mutuo.  
- Los espacios seguros que cada grupo puede y debe crear para sí mismo.  
En una sociedad que insiste en separarnos, el verdadero desafío es reconocer nuestras diferencias, construir desde ellas y respetar los criterios que cada grupo define para su bienestar. No se trata de dividir, sino de valorar lo que somos y lo que necesitamos para ser felices, juntos y juntas.  

Para cerrar, quiero resaltar el valor de ser persona en esta sociedad. Una persona con capacidad de reflexionar, de construir comunidad y de aportar, desde donde esté, al bienestar colectivo. Solo así, reconociendo los espacios que cada quien crea y protege, podremos avanzar hacia un futuro más equitativo y justo.

***

(Auf Deutsch)

Reflexionen über feministische Räume und kollektive Organisation
In einem der Chats, an denen ich teilnehme, wurde ein wiederkehrendes Thema erneut diskutiert: das vermeintliche Gefühl der Ausgrenzung, das einige Männer empfinden, wenn sie sich feministischen Organisationen annähern. Diese Diskussion ist keineswegs neu. Immer wieder tauchen Argumente auf, die Männer kritisieren oder sie als Opfer darstellen, während gleichzeitig die Arbeit infrage gestellt wird, die viele Frauen in diesen Räumen leisten.

Ich sehe mich selbst nicht als vollendete Feministin. Ich befinde mich immer noch auf dem Weg, diese Identität in ihrer Gesamtheit zu verstehen und zu leben. Aber als Migrantin, die seit meinen Zwanzigern Netzwerke geknüpft hat – Netzwerke, die glücklicherweise bis heute bestehen – und als Gründerin von Vereinen in Berlin fällt es mir schwer, zu solchen Kritiken zu schweigen.

Die Anerkennung der organisierten Arbeit von Frauen
Es scheint, dass diejenigen, die die organisierte Arbeit von Frauen infrage stellen, keine Vorstellung davon haben, welcher immense Aufwand erforderlich ist, um diese aufzubauen und aufrechtzuerhalten. Aus meiner Erfahrung habe ich, trotz einiger negativer Erlebnisse mit Männern, niemals den Zugang von Männern zu den Räumen, die ich leite, eingeschränkt. Ich erkenne außerdem das Privileg an, einen Partner zu haben, der mich in meinen Kämpfen bedingungslos unterstützt hat. Dennoch habe ich die wichtigsten Entscheidungen und die meiste Arbeit selbst geleistet – wie viele andere Frauen auch.

Oft tragen wir Frauen die Hauptlast der Führung – ob allein, mit Kindern oder ohne, mit Partner oder ohne. Eine der wichtigsten Lektionen, die ich immer wieder lerne, ist, dass ich nicht alles alleine schaffen kann. Ich habe immer um Hilfe gebeten, und die meiste Hilfe kam von anderen Frauen. Das habe ich auch in vielen migrantischen Organisationen gesehen, die oft von Frauen geleitet werden, auch wenn sie nicht ausdrücklich als Frauenvereine definiert sind.

Die Fragen und Perspektiven ändern
Anstatt die Arbeit von Frauen, die sich organisieren – und denen nichts geschenkt wurde – zu kritisieren, wäre es vielleicht an der Zeit, eine andere Frage zu stellen:
Warum, wenn dich diese Organisationen nicht repräsentieren, organisierst du dich nicht mit anderen Männern, um deine eigenen Räume zu schaffen?

Wir alle in diesem Umfeld stehen vor denselben Herausforderungen, haben aber auch dieselben Möglichkeiten, uns zu organisieren und diese gemeinsam zu überwinden. Wäre es nicht konstruktiver, wenn Männer anstatt die Anstrengungen der Frauen zu hinterfragen, ihre eigenen Lösungen finden oder Initiativen unterstützen würden, bei denen ihre Kämpfe ebenfalls Teil der Agenda sind?

Viele soziale Organisationen wurden von Frauen ins Leben gerufen, nicht weil Männer ausgeschlossen wurden, sondern weil es oft Frauen sind, die ihre Ideen, ihre Energie und ihre Arbeit einbringen, wenn es darauf ankommt. Es ist an der Zeit anzuerkennen, dass dieser Einsatz, weit davon entfernt, uns zu trennen, ein Beispiel dafür ist, wie man trotz Widrigkeiten etwas aufbauen kann.

Neue Bedeutungen für politisches Engagement
Auch wenn ich mich nicht als vollendete Feministin sehe, wünsche ich mir nichts sehnlicher, als eine zu sein. Jede Geschichte eines Kampfes, die meinen Weg kreuzt, inspiriert mich und bestätigt mir, dass dies der Weg ist, den ich gehen möchte. Gleichzeitig glaube ich daran, das politische Engagement neu zu definieren. Wir sollten dem Wert geben, was oft übersehen wird:

  • Selbstfürsorge als radikaler Akt.
  • Gemeinsame Menschlichkeit als Grundlage für gegenseitigen Respekt.
  • Sichere Räume, die jede Gruppe für sich schaffen und erhalten kann.
In einer Gesellschaft, die darauf besteht, uns zu trennen, liegt die wahre Herausforderung darin, unsere Unterschiede anzuerkennen, auf deren Grundlage zu bauen und die Kriterien zu respektieren, die jede Gruppe für ihr eigenes Wohlbefinden definiert. Es geht nicht darum, uns zu spalten, sondern darum, das zu schätzen, was wir sind, und das zu fördern, was wir brauchen, um glücklich zu sein – gemeinsam.

Abschließend möchte ich die Bedeutung hervorheben, in dieser Gesellschaft Mensch zu sein. Ein Mensch mit der Fähigkeit, zu reflektieren, Gemeinschaft aufzubauen und von dort aus, wo er steht, zum kollektiven Wohlbefinden beizutragen. Nur wenn wir die Räume anerkennen und respektieren, die jede*r für sich schafft und schützt, können wir auf eine gerechtere und gleichberechtigtere Zukunft hinarbeiten.

jueves, 21 de noviembre de 2024

Diario de GRACIAS.

Hoy estaba repasando mi diatio de agradecimientos. Empecé a escribir justo el 28 de octubre.

"Empiezo este diario agradeciendo a la Vida con mayúscula, la Vida que me ha regalado el accidente del 2 de octubre, cerca de las 14 h., saliendo de una ilusión y queriendo retomar la siguiente. He acumulado muchas ilusiones, la que da el trabajo con los ecos de reconocimiento externo, nunca suficiente por mi lado. Hoy agradezco la.oportunidad de reconocerme a mi misma, en lo que me falta para alimentar la paz y la voz verdadera.
Agradezco el Sol de esta mañana . Aunque luego estuvo oscuro, me alegra pensar en la Luz que cayó a mis ojos y a mi cara, asi como el bello  recuerdo de unas bodas de lana El dia de ayer, cenando en "La choza de la Anaconda ". Gracias, gracias a mi Dios de la Vida".



sábado, 9 de noviembre de 2024

Y comenzó con un "Gracias" por WhatsApp


(Post extemporáneo. Escrito El 7.8.24 durante nuestra visita a Italia)

Esta tarde, al regresar de un viaje inolvidable, recibí un mensaje inesperado desde el extranjero. El código de área era del mediterráneo. Solo alcancé a leer un escueto "Gracias". Intrigada, abrí WhatsApp y, efectivamente, se trataba de alguien nuevo, escribiendo desde Europa. Su mensaje me llevó de vuelta a mi propio blog... A veces, para reactivar mi escritura, necesito un encuentro especial, ya sea con alguien o con algo que me inspire. 

Gracias a este breve intercambio con una extraña, me di cuenta de que en el blog había compartido muchas reflexiones y experiencias sobre mi vida como mujer migrante, que quizás podrían serle útiles mientras comenzaba su nueva vida en un país extranjero. Fue este descubrimiento lo que la motivó a escribirme este fin de semana, y también fue lo que me impulsó a revisar mis propios textos.

Al hacerlo, me sorprendió encontrar numerosas referencias a mi hija. Había perdido la cuenta de cuántas veces mi relación con ella ha definido mi vida y lo significativa que es su presencia para mí. A menudo miro con ojos críticos mi rol de madre, especialmente ahora que mi hija es casi una mujer. Me doy cuenta de lo necesario que es apropiarme y recordar esos primeros sentimientos para darme valor y aceptar con más amor esta faceta de mi vida.

Hoy, agradezco nuevamente a una extraña por ayudarme a reconectar conmigo misma y fortalecer los lazos con quienes más amo. Ahora, me encuentro seleccionando aquellos textos que alguna vez salieron de lo más profundo de mí, inspirados por mi querida Rosi. Esos mismos textos se los estoy compartiendo ahora.

Este mundo digital, después de todo, no siempre es tan malo.

viernes, 9 de agosto de 2024

Mi(s) Frontera(s): Identidad y Transformación. A propósito de "Botherlands" de G. Anzaldúa

Una conciencia mestiza es aquella que puede tolerar las contradicciones, una conciencia que atraviesa las fronteras de diferentes culturas, idiomas y tradiciones. Es la identidad de quienes no pertenecen a un solo lugar, sino a varios al mismo tiempo.”
Botherlands, Gloria Anzaldúa.
Gloria Anzaldúa
En mi viaje decolonial, un recorrido que sigue en constante movimiento, he buscado muchas lecturas y, a su vez, algunas me han encontrado a mí. Antes de comenzar mis vacaciones de verano, terminé "Borderlands/La Frontera" de Gloria Anzaldúa. La experiencia de vivir en zonas fronterizas me ha acompañado desde que dejé Lima, recién diplomada como profesora. Pasé de vivir entre las fronteras de Perú con Bolivia a la frontera con Ecuador. De sur a norte, los climas cambiaban en todo sentido: del espíritu silencioso y a veces introvertido de los Andes a la vida festiva y bulliciosa del rico norte; de las comidas que nos permitían soportar el frío y la altura a aquellas que acompañaban al sol y las playas. Todo me hacía percibir que era parte de un todo muy diverso y especial, y cada pedazo estaba en mí, ya que mi familia proviene tanto del norte como del sur.
Con Pepe Aguilar, ex alumno, y ex alcalde de Castilla, Piura
Recuerdo algunas anécdotas que inspiraron mis primeras notas, aunque al final nunca se publicaron. Me ganó, como siempre, mi activismo y la creatividad que brotaba por todos lados. A más de 20 años de aquellas experiencias, me encuentro con un texto más estructurado, el de Anzaldúa. Y con ella han vuelto aquellas anécdotas y reflexiones. No entendía por qué en algunas zonas niñas y niños cantaban el himno nacional ecuatoriano en "territorio peruano". Cómo se definían las líneas divisorias entre dos países y cómo, a pesar de ello, muchas personas no sabían si pertenecían a un país o no. Los límites eran diversos, a veces solo un río o una trocha... Y en medio de esas realidades, qué poco ha calado la idea de nación en la conciencia de la gente.
Taller sobre la Quinua 2024. Proyecto "Poder y Alimentación" de MigrArte Perú e.V.
Y, ¿qué pasa cuando nos movemos fuera de esos lugares de pertenencia; cuando migramos? Anzaldúa me ha permitido entender mejor la identidad de la mestiza, de la chicana entre México y los EE.UU, y más aun, de mirada particular de una mujer lesbiana, transitando entre la desaprobación y la mejor fuente para hacerse poderosa, pasando del texto narrativo a la poesia, dejando sentir sus vibraciones y dolor asi como su esperanza social... Pero también me ha ayudado a reflexionar sobre mis propios límites, los que traemos o los que se van creando cuando migramos. Las experiencias nos ayudan a dar nombre a las palabras, a dotarlas de nuevos sentidos y a usarlas con más libertad y menos miedo. O a veces aún no se atreven a salir. Y esa espera es también una señal de potencialidad y esperanza. Ser aceptada o no, esa es la pregunta que solemos hacernos. Y las nuevas lecturas de la experiencia nos dicen que lo importante es si nosotras aceptamos a ese nuevo ser que somos nosotras mismas.
Las preguntas que surgen en este camino ya no apelan tanto a si somos de aquí o de allá, sino más bien al contenido inédito de nuestras propias fronteras, esas que aún están por explorarse. Es en los momentos de silencio y calma, cuando no hay nadie calificando o descalificando lo que hacemos, donde se revela lo que aún no conocemos de nosotras mismas. Estoy en ese proceso, en ese camino de desciframiento, que con seguridad seguirá abriendo mis ojos, no tanto para juzgar, sino para abrazar con com-pasión todo lo que aún nos falta por aprender sobre quienes somos... Y en esa aceptación radica la verdadera riqueza de este viaje.
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Auf Deutsch 

Meine(n) Grenzen: Identität und Transformation anlässlich von "Borderlands" von Gloria Anzaldúa.

"Eine 'mestiza' Bewusstsein ist jenes, das Widersprüche aushalten kann, ein Bewusstsein, das die Grenzen verschiedener Kulturen, Sprachen und Traditionen überwindet. Es ist die Identität derjenigen, die nicht an einen einzigen Ort gebunden sind, sondern gleichzeitig an mehreren."
Borderlands, Gloria Anzaldúa.


Auf meiner dekolonialen Reise, die sich in einem ständigen Wandel befindet, habe ich nach vielen Büchern gesucht, und einige haben mich wiederum gefunden. Bevor ich meine Sommerferien begann, schloss ich die Lektüre von "Borderlands/La Frontera" von Gloria Anzaldúa ab. Die Erfahrung, in Grenzgebieten zu leben, hat mich begleitet, seit ich Lima verlassen habe, frisch diplomiert als Lehrerin. Ich zog von den Grenzen Perus zu Bolivien hin zu den Grenzen zu Ecuador. Von Süden nach Norden änderten sich die Landschaften und Atmosphären in jeder Hinsicht: vom stillen und manchmal introvertierten Geist der Anden hin zu dem festlichen und lebhaften Treiben des reichen Nordens; von den Speisen, die uns halfen, die Kälte und Höhe zu ertragen, zu denen, die zu Sonne und Stränden passten. All dies ließ mich spüren, dass ich Teil eines sehr vielfältigen und besonderen Ganzen war, und jedes Stück davon trug ich in mir, da meine Familie sowohl aus dem Norden als auch aus dem Süden stammt.

Ich erinnere mich an einige Anekdoten, die meine ersten Notizen inspirierten, die jedoch letztendlich nie veröffentlicht wurden. Mein Aktivismus und die Kreativität, die überall in mir sprudelte, haben mich wie immer überwältigt. Mehr als 20 Jahre nach diesen Erfahrungen finde ich mich in einem strukturierteren Text wieder, dem von Anzaldúa. Und mit ihr kehrten jene Anekdoten und Reflexionen zurück. Ich verstand nicht, warum in einigen Gebieten Kinder die ecuadorianische Nationalhymne auf peruanischem Boden sangen. Wie die Grenzlinien zwischen zwei Ländern definiert wurden und wie viele Menschen dennoch nicht wussten, ob sie zu einem Land gehörten oder nicht. Die Grenzen waren vielfältig, manchmal nur ein Fluss oder ein schmaler Pfad... Und inmitten dieser Realitäten stellte ich fest, wie wenig die Idee einer Nation im Bewusstsein der Menschen verankert war.

Und was geschieht, wenn wir uns aus diesen Orten der Zugehörigkeit entfernen, wenn wir migrieren? Anzaldúa hat mir geholfen, die Identität der Mestiza, der Chicana zwischen Mexiko und den USA besser zu verstehen, insbesondere die Perspektive einer lesbischen Frau, die zwischen Ablehnung und der stärksten Quelle ihrer Kraft navigiert. Sie bewegt sich vom narrativen Text zur Poesie, lässt ihre Vibrationen und ihren Schmerz spürbar werden, ebenso wie die Hoffnung auf sozialen Wandel. Doch sie hat mir auch geholfen, über meine eigenen Grenzen nachzudenken – jene, die wir mitbringen, und jene, die entstehen, wenn wir migrieren. Erfahrungen helfen uns, den Worten einen Namen zu geben, ihnen neue Bedeutungen zu verleihen und sie mit mehr Freiheit und weniger Angst zu verwenden. Oder manchmal trauen sie sich noch nicht ans Licht. Und dieses Zögern ist auch ein Zeichen von Potential und Hoffnung. Angenommen zu werden oder nicht – das ist die Frage, die wir uns oft stellen. Doch die neuen Lesarten der Erfahrung zeigen uns, dass das Wichtigste ist, ob wir dieses neue Selbst, das wir geworden sind, akzeptieren.

Die Fragen, die auf diesem Weg entstehen, zielen nicht mehr darauf ab, ob wir von hier oder dort sind, sondern vielmehr auf den unerforschten Inhalt unserer eigenen Grenzen, die noch entdeckt werden müssen. Es sind die Momente der Stille und Ruhe, in denen niemand beurteilt oder kritisiert, was wir tun, in denen sich offenbart, was wir noch nicht über uns selbst wissen. Ich bin in diesem Prozess, auf diesem Weg der Entschlüsselung, der mit Sicherheit meine Augen weiter öffnen wird – nicht so sehr zum Urteilen, sondern um mit Mitgefühl all das zu umarmen, was wir noch über uns selbst lernen müssen. Und in dieser Akzeptanz liegt der wahre Reichtum dieser Reise.

domingo, 14 de julio de 2024

Viajes decoloniales en Berlin

La experiencia de migración puede ser una oportunidad para la  transformación profunda, donde el encuentro connotra(s) cultura (s), las nuevas vivencias y la introspección se convierten en constantes compañeras de viaje 
La migración o Mi asentamiento en Berlin ha dado marco a otras movilizaciones de carcater decolonial y de autoreflexión, una travesía que no solo nos lleva a nuevos territorios geográficos, sino también a paisajes internos inexplorados y a una reevaluación crítica de nuestras propias raíces y condicionamientos históricos.

Escuchar y aprender del cuerpo de otra manera

El quedarme en Berlín, ha coincidido con experiencias de cambio y aprendizajes increibles, e incluso a acuñar buenas prácticas en mi hoja de ruta. También me eatá enseñando a convivir con las limitaciones de Una enfermedad crónica , con El saberme desafiada por la salud sostenible. El cuerpo, en este nuevo contexto, se convierte en un archivo viviente de experiencias y memorias que demanda ser escuchado. Es en este espacio donde el cuerpo revela sus tensiones, sus alegrías y sus resistencias. Aprender a escucharlo implica reconocer las cicatrices de la colonización y las múltiples formas de violencia que hemos internalizado.


El proceso de reconectar con el cuerpo se vuelve esencial para descolonizar nuestra existencia. Significa reconocer que nuestros cuerpos llevan historias que deben ser honradas y liberadas. Esta escucha activa y respetuosa nos permite revalorizar los saberes ancestrales, aquellos conocimientos que han sido sistemáticamente destruidos por las prácticas coloniales. La búsqueda de la sanación puede ser un proceso individual , y las más de las veces, opciones de encuentro con la comunidad en cuanto Personas y la naturaleza, la nueva familia que me acoge.

Valorando los Saberes Ancestrales

Los saberes ancestrales, casi destruidos por siglos de colonialismo, emergen como fuentes de sabiduría y resistencia. Valorar estos conocimientos es un acto de resistencia contra las estructuras coloniales que buscan homogeneizar y erradicar nuestras identidades. Reconocer y celebrar estos saberes implica un profundo acto de amor y respeto hacia nuestras raíces.

En Berlín, he encontrado en estos saberes una conexión íntima con mi identidad y mi historia. Estos conocimientos no solo enriquecen mi vida personal, sino que también me brindan herramientas para cuestionar y desafiar las narrativas dominantes que buscan silenciar nuestras voces y nuestras historias. Hablar en plural no es una pose, sino una conquista de la palabra y la acción.

Desafíos para replantear estilos de Vida

Migrar y emprender un viaje decolonial nos desafía a replantear nuestros estilos de vida, de ser y estar en el mundo. Es un proceso que requiere una lectura autocrítica de nuestro pasado, reconociendo la violencia y la manipulación de conciencias con las que hemos crecido. Sin embargo, este proceso también nos invita a mantener una mirada compasiva hacia nosotras mismas y hacia quienes representan esas voces que intentaron humillar nuestra esencia.

El desafío radica en encontrar un equilibrio entre la crítica y la compasión, entre el reconocimiento de nuestras heridas y la capacidad de sanar y transformar. Este proceso de revalorización y sanación es continuo y requiere de un compromiso profundo con una misma y con la comunidad que nos rodea.
Con la Gran Lucia Muriel

MigrArte Perú e.V.: Un espacio para crecer y crear

La creación de MigrArte Perú e.V. y mi trabajo local en Pankow han sido fundamentales en mi proceso de crecimiento y transformación. Este espacio me ha permitido seguir explorando y creando nuevas formas de expresión y de identificación. Aquí, he encontrado la oportunidad de crecer junto a una comunidad que comparte mis valores y mi visión de un mundo diferente.

MigrArte Perú e.V. se ha convertido en un espacio donde puedo seguir creciendo, encontrando o creando palabras que describan la persona y la comunidad con la que quiero identificarme y representar. Este proyecto es un reflejo de mi compromiso con un proceso decolonial, donde la valorización de nuestros saberes ancestrales y la escucha respetuosa de nuestros cuerpos son pilares fundamentales.

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Este  viaje consciente es una invitación a reconectar con nuestras raíces, a cuestionar las narrativas dominantes y a construir un futuro donde nuestros cuerpos, mentes y espíritus puedan florecer en plena libertad y armonía.


Le Petit Prince

Le Petit Prince
buscando a mama??