La migración lleva consigo muchos desafíos desde el momento en que una persona se decide a salir de su entorno familiar, social y afectivo. Mucho más, este proceso se hace más difícil en el caso de mujeres que optaron por la maternidad en un país distinto al suyo. Por la cantidad de demandas que el período de la maternidad exige, la experiencia de la migración puede ser más difícil de llevar. En el caso de las mujeres latinoamericanas que que salieron después de haber tenido una experiencia intensa en la vida productiva y económica de su país, el encuentro con la maternidad puede incluir aspectos de tensión inesperados ya que esta nueva identidad debe acomodarse a una nueva cultura, lengua y costumbres, muchas veces muy diferente a la de origen, como es el caso de las mujeres que viven en Alemania.
Y el tiempo suele presentar más desafíos. La nueva persona que va creciendo junto a ellas, tendrá que desarrollarse en un medio social con sus propias reglas que la madre migrante deberá intentar entender para no producir conflictos en la crianza de sus hijos. Por más que se intente educar desde su propia cultura, el diálogo – o desencuentro – con la cultura “alemana” será un nuevo aprendizaje, además de las propias estrategias de integración que la madre, per se, deberá desarrollar para sostenerse en su nuevo medio ambiente.
La breve descripción anterior muestra no tan explícitamente un aspecto aun más importante que el mero desafío intercultural. El hecho concreto es que las madres migrantes latinoamericanas nos encontramos frente al desafío de educar a los futuros ciudadanos alemanes y esta situación provee de contenido político a la maternidad en la migración. Qué aspectos de la cultura favorecen esta forma particular de ejercer la maternidad, qué aspectos de ella lo obstaculizan o aceleran crisis de integración? Estas y otras preguntas no se han desarrollado generalmente ni en los contextos de las políticas de integración en Alemania ni en los círculos espontáneos de madres que surgen en este país. Sucede que es difícil particularizar los distintos segnmentos existentes de migrantes y para las madres, es aun más complicado encontrar el tiempo para reflexionar sobre éste y optros aspectos por la carencia de tiempo en sí pero también porque los espacios generados para ellas, generalmente, se centran en su rol de madres.
Por todo ello es necesario abrir ese espacio de diálogo entre madres latinoamericanas, facilitando las condicones para generar estos encuentros y arribar a una expresión visual de nuestras propias reflexiones. Sabemos que éste es un primer punto de partida y bastará dar coherencia a nuestras búsquedas, para alimentar planes concretos de trabajo que esperamos impulsar en los distintos espacios de Berlín.
En pocas palabras, estamos iniciando un proyecto que combina la reflexión con la fotografía y esperamos hacer visible lo que por el momento es evidente pero nadie puede ver.