Quiero ser una mamá

El día de ayer fue muy largo. Tenía varias reuniones en agenda y debía solucionar algunos imprevistos en la logística de nuestras actividades, que son muchas.

... y para variar, mi hija no quería ir al Kindergarten. Me dijo que quería ir conmigo a mis reuniones. "A mí me gustan las reuniones con mamis". Le expliqué que no tendría precisamente eso y demás pero ella me convenció. No pude con esos ojitos negros que me miraban... Citas opr aquí y por allá, desde el barrio hasta Kreuzberg y pasando por el centro de la ciudad, hice todo con mi hija. Y para mi sorpresa, lo disfrutaba.

Se portó muy bien y en compensación pensé que podría llevarla a la clase de música de los jueves. Hemos reactivado el grupo después de un mes de pausa y había un cupo más. Antes de este momento mágico, habían más cosas. En la reunión con el grupo de MaMis del proyecto LSK que hoy tenían su clase de alemán, mi hija dejó atrás a la baby sitter y subió a vernos. Quería participar en la reunión. Sacó mi cuadernito y anunció que necesitaba ordenar SU agenda mientras escuchaba nuestra conversación. En un momento determinado, hizo una pausa para decirnos: "Quiero ser una mamá"... Ay mi hija... una mezcla de ohhh y risas se sentía en el ambiente. Ella imagina que ser MaMi es una gran aventura llena de gente y redes que se mueven. Me ha visto haciendo cosas en casa todo el tiempo, pero para ella, la imagen que queda es la de nosotras reunidas y pasándolo bien. Y me alegró mucho... es como un pasito pequeño pero importante, para que ella sienta que ser mamá trae felicidad y buenos momentos. Claro, esta imagen del jueves en otros momentos funciona como la competencia. Ella queriendo ocupar toda mi atención y yo, intentando organizar una entevista más o menos coherente... pues así es...Por la tarde, luego de la clase de música, fue lindo ver a las amigas que había pedido de vista. Ellas y sus ninos se reincorporaban luego de viajes largos o algunas pausas. Una nueva amiga iba con su nino en la misma dirección que nosotras. A menos de una cuadra, el niño nos pidió hacer un alto y silencio porque quería compartir un secreto con mi hija. Igual, lo dijo en voz alta y pudimos escuchar "te quiero Rosa Linda". Ella estaba confusa y luego de conversar de cochecito a cochecito, terminamos en un parque donde veía con emoción, cómo son los caballeros de 3 años. En fin, fue un día largo, lindo y con sorpresas.

Ahora que se puede, habrá que dar espacio a la flexibilidad y taer a la colega a las reuniones. Pero veremos si esa ilusión se mantiene, porque cuando sepa escribir, quizá pueda ayudarme a organizar más de una velada.

Gracias por los momentos de ayer Rosa Linda! Te quiero mucho yo también:)