domingo, 7 de febrero de 2010
La Teta Asustada – antes del camino al Oscar
Cuando vi la película durante la Berlinale del año pasado, no pude evitar la aparición de sentimientos encontrados en mi particular forma de mirarla y entenderla. Al igual que Madeinusa, me tocó ver el trabajo de Claudia Llosa, a la distancia. Las dos veces en Berlín, las dos veces en momentos importantes de mi vida.
Fui a ver La Teta Asustada una semana antes de viajar al Perú y era una forma de poner en contacto a Christian con mi realidad peruana. Al final me sorprendió la sensación de estar ajena o lejana a lo que se pintaba en la película. Puedo decir que ésta me hizo sentir como una extranjera. A pesar de los anos de trabajo en zonas urbano marginales de Lima y Piura, no podía reconocer muchas de las escenas ni vincularlas a mi pasado reciente. Creo que esa es una lección de la Teta Asustada, darnos esa impresión que obliga a un peruano común y corriente a reflexionar sobre su relación con el Perú. Esta sensación se ahonda aun más cuando nos toca hacerlo desde la migración. La visión de nosotros mismos como personas y como país cambia radicalmente y son estos momentos los que nos devuelven el tiempo para pensar y re establecer los vínculos.
La segunda reflexión es la que casi sale después aunque es para mí, la razón de ser de la película. La realidad de cientos de mujeres que durante la guerra interna en el Perú sufrieron no solo la violencia de perder a sus familias sino aquélla que masacró sus cuerpos y conciencias. La violación de las mujeres como indican bien las organizaciones de derechos humanos se reconocen como una forma de tortura y, de acuerdo al Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) peruana, no fue un acto aislado. Siguiendo los testimonios de las víctimas, la violación sexual fue una práctica sistemática y quizá el caso más triste es el de comunidades de Ayacucho, Huancavelica y Apurímac (1), cuyos hijos aun recuerdan los alias de sus padres, los perpetradores del ejército. “La CVR reportó 538 casos de violación sexual, de los cuales el 83% fue perpetrado por agentes de las Fuerzas Armadas. Sofía Macher, presidenta del Consejo de Reparaciones ha señalado que hasta febrero del 2009 había 2021 mujeres registradas como víctimas en el RUV por la afectación de violencia sexual” (2).
La Teta Asustada hace alusión a un concepto desarrollado por Kimberly Theidom en su libro publicado por la IEP “Entre Prójimos. El conflicto armado interno y la política de la reconciliación en el Perú” el ano 2004 (3). Nuevamente, hay que valorar los conceptos que nos ayudan a entneder mejor nuestra propia realidad. Y esa realidad es pequena en relación a la desgracia de las mujeres peruanas que sufrieron durante la guerra, aun más cuando los demás pretendemos ignorarlo.
Es verdad que haber obtenido el Oso de Oro de Berlín el ano pasado y la posibilidad de ganar el Oscar este ano, son situaciones que favorecen el orgullo nacional de los peruanos y peruanas en cualquier parte del mundo pero no podemos olvidar la realidad que se hace explícita en la película. Sobre todo el riesgo de olvidar un acontecimiento social y político que ha marcado la vida de muchas personas en nuestro país, especialmente de los más pobres. El Informe de la CVR indica: “Asimismo, las víctimas eran mayormente mujeres quechuablantes (75% de los casos), de origen rural (83%), campesinas (36% ) o amas de casa (30%). Dicho de otro modo, fueron las peruanas más excluidas, y por lo tanto desprotegidas, las que sufrieron con mayor intensidad la práctica de la violación sexual. En relación a la edad de las víctimas, puede decirse que éstas eran jóvenes, siendo la mayor incidencia en niñas a partir de los once años. La Base de Datos informa que la mayor parte de las víctimas de violación sexual registradas tenían entre 10 y 29 años de edad” (4).
En el tomo VI del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, encontramos un análisis exhaustivo de lo que implicó el caso de la violencia sexual en el Perú durante la guerra(5) y podría servirnos de complemento a lo que “La Teta Asustada” ha dejado registrado en nosotros. Estar o no en el Perú no debería escondernos de esta realidad. No se trata de auto-torturarnos pero un gesto mínimo sería no olvidar lo que sucedió.
Solo quisiera terminar deseando mucha suerte a la película por lo mucho que ha levantado nuestro ánimo y lo que nos ha permitido reflexionar sobre cuánta presencia o ajenidad llevamos al Perú.
(1) Informe Final de la CVR peruana. Tomo VI, Capítulo 1.5.2 El Estado como perpetrador. P. 304.
(2) En: http://blog.dhperu.org. Citado por DEMUS.
(3) Sería bueno visitar el IEP en Lima pero si no, pueden descargar el documento siguiendo este link: http://www.iep.org.pe/textos/DDT/entreprojimos.pdf
(4) Informe Final de la CVR, p. 276.
(5) El capítulo 1.5 del tomo VI del Informe Final de la CVR puede descargarse siguiendo este link: http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VI/SECCION%20CUARTA-Crimenes%20y%20violaciones%20DDHH/FINAL-AGOSTO/1.5.VIOLENCIA%20SEXUAL%20CONTRA%20LA%20MUJER.pdf
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