Las MaMis hemos estado en las mismas esta vez para celebrar la llegada de uno de los primeros bebés, casi a los 9 meses de nuestra vida como grupo. Sus papis le pusieron Ambar y mirarla nos hacía tomar conciencia del tiempo que pasó en nosotras. Ese ser tan pequenito, de una semana, es el equivalente de cada uno de nuestros ninos, ahora corriendo y aprendiendo a reconocer sus límites. Qué nostalgia... Asimismo, aprovechamos estos días para encontrarnos con una de nuestras companeras que regresará en breve a Honduras, con su familia.
Nuevamente la maternidad y la migración nos pone en una doble vía de ida y regreso a patrias distintas en nombre y sabor. Aun así, la sensación de dar vida persiste entre nosotras y vamos descubriendo que los lazos que hemos construido son suficientes para mantenerlos y acrecentarlos en la distancia.
El nacimiento de alguien en un lugar que está lejos del de la madre y el regreso a destinos desconocidos nos permite valorar las experiencias ganadas en el exterior. Las que nos quedamos, seguimos en el proceso de aprender a entender la sociedad que nos acoge y a encontrar qué de nuevo hay en nosotras para aportar en donde vivimos. Al fin y al cabo, se trata de la tierra de nuestros hijos e hijas.
El regreso de Jimena a Honduras nos devuelve a los lugares de donde provenimos muchas de nosotras. Cada quien en el grupo está asociada de diversas maneras a sus mundos primigenios; a través de proyectos solidarios, de desarrollo o de Derechos Humanos. Sin este vínculo, el disfrute de lo que tenemos hoy en día estaría incompleto. Esperemos que las vidas de nuestros hijos producto de la migración de sus madres, no nos aleje de quien nos vio nacer, yendo más allá de la idea de familia o amigos/as. Hay todavía muchas pequenas batallas por pelear en Latinoamérica y aun desde Alemania, siempre es posible hacer algo. La memoria no debe perderse ni para lo bueno ni para lo malo.
El ancla está echada ahora en Alemania pero la cuerda que siempre ha de jalarnos para lanzarla otra vez tiene un punto de partida. Es esa conexión la que nos permitirá orientar el viaje y sentirnos más felices.
Bienvenida Ambar, chao Jimena... un placer haber estado con ustedes...
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