Saliendo de Berlín. |
El año pasado retomaba este blog escribiendo un artículo que aludía a los viajes. Viajes al interior y una oportunidad para revisar decisiones y reposicionar los valores en la vida. El anticipo de las visitas de mi familia en momentos claves fue una primera señal de la compañía que siempre he encontrado en el camino, sin importar la ruta. La suma de momentos especiales dieron cuenta de las amistades renovadas que en el 2020 fueron muchas, a pesar de los tropezones del mundo.
En la Isla de Korcula |
Confirmo que todo el 2020 fue una oportunidad para la autoevaluación. Era necesario para entendernos en clave personal y colectiva. Mi vida en Alemania está marcada por ambos mundos, tanto en mi discurso como en mi práctica habitual, así que casi era una exigencia de sobrevivencia. Fue tanta la intención y la acción que sin hacer pausas, me reubiqué a mí misma y a los distintos grupos con quienes trabajo, en diversos canales y frecuencias, para no parar. Esta presión venía de adentro, revestido de inteligencia y optimismo. Hago alusión a un vestuario; porque al inicio del verano, tuve un bajón notorio. Sentía que el combustible se había agotado y el sentimiento de cansancio no podía amenguarse, ni siquiera con las vacaciones. Esta fue una primera alerta. De no ser por la paciencia y el espacio cedido por la familia y las amistades cercanas, hubiera sido difícil continuar sin efectos secundarios. Fue bueno dar voz a todo eso e intentar explicármelo. El bajón llegó durante el descanso, cuando no había apuros ni necesidad de responder terceras preguntas. Fue una exigencia auto reclamada por mi todo: cuerpo, mente y alma. Y así lo asumí. Dada mis actividades grupales, fue bueno darme cuenta de esto, para replicar como un eco la misma alerta y advertir a más personas. Con el tiempo, me fui contentando con las buenas oportunidades que generó la pandemia.
Constato que mi amor por el trabajo y la capacidad para reinventarme, crecen en contextos de crisis pero es importante reconocer nuestros límites o darles el espacio que corresponde. Reconocer lo que pasa dentro de nosotrxs es tan importante como los diagnósticos socio-políticos de lxs expertxs. Es posible manejar mejor los contextos desafiantes, cuando reconocemos lo que podemos y o podemos hacer. A veces, es un equivalente a "lo que no debemos". Y dejar al cuerpo, que respire y nos diga cómo operar. En este marco de cosas, resultó oportuno reforzar la comunidad. El crecimiento de MigrArte Perú es evidente y me ha dado muchos momentos de alegría. Hemos coincidido todas las generaciones y vamos a continuar el 2021. Niñas (Knospen in Lila) y mujeres adultas (vía encuentros on-line) han podido hacer lazos y eso es pura magia!
Las mujeres que me acompañaron y sobre todo, las amigas como Rocío, Helga y María Esther, me dieron el impulso necesario en los momentos que aparecía la duda o la nostalgia. Ha sido hermoso presenciar y experimentar el entusiasmo frente a nuestros nuevos temas como organización: el ecofeminismo y la decolonización, abriendo nuevas propuestas, proyectos e ideas que solo son la base de algo mayor.
Dibujo de Helga Elsner Torres - Derecho a la protesta |
Aun en la migración, pudimos participar de otros momentos importantes en el Perú. Los avances de la corrupción parecían no parar, pero en solo un fin de semana, lxs peraunxs en el exterior nos movilizamos y apoyamos la reversión de estos acontecimeintos. Todo, haciendo eco de las enorme mobilization en nuestro paîs, cuando a lxs jóvenes dándonos cátedra. De un momento a otro, nos encontrábamos en foros que atraían a jóvenes y adultos de todo el mundo. Poco a poco, fuimos sorteando las prioridades pero también hubo oportunidad de posicionarnos y estar presentes. Aquí, nuestro pronunciamiento.
Muestra en la Municipalidad de Pankow, Berlín |
Con mis hermanas, Patricia y Teresa |
Un día decidí darme por vencido...renuncié a mi trabajo, a mi relación, a mi espiritualidad... quería renunciar a mi vida.
”Dios", le dije. "¿Podrías darme una buena razón para no darme por vencido?"
"Sí", respondí.
"Cuando sembré las semillas del helecho y el bambú, las cuidé muy bien. Les di luz. Les di agua. El helecho rápidamente creció. Su verde brillante cubría el suelo. Pero nada salió de la semilla de bambú.
En el tercer año, aun nada brotó de la semilla de bambú. Pero no renuncié
Me dijo. "En el cuarto año, nuevamente, nada salió de la semilla de bambú.
No renuncié" dijo.
"Luego en el quinto año un pequeño brote salió de la tierra. En comparación con el helecho era aparentemente muy pequeño e insignificante. Pero sólo 6 meses después el bambú creció a más de 100
pies de altura. Se la había pasado cinco años echando raíces.
"No le daría a ninguna de mis creaciones un reto que no pudiera sobrellevar", Él me dijo. "¿Sabías, mi niño, que todo este tiempo quehas estad o luchando, realmente has estado echando raíces?"
"No renunciaría al bambú. Nunca renunciaría a ti. No te compares con otros" Me dijo. "El bambú tenía un propósito diferente al del helecho, sin embargo, ambos eran necesarios y hacían del bosque un lugar hermoso".
"Tu tiempo vendrá" Dios me dijo. "¡Crecerás muy alto!"
"¿Qué tan alto crecerá el bambú?" Me preguntó en respuesta.
"¿Tan alto como pueda?" Indagué.
Dejé el bosque exaltado, trayendo esta historia para compartirla con ustedes.
Espero que estas palabras puedan ayudarte a entender que Dios nunca renunciará a ti.
Nunca te arrepientas de un día en tu vida. Los buenos días te dan felicidad. Los malos días te dan experiencia. Ambos son esenciales para la vida. Continúa...
La felicidad te mantiene Dulce,
Los intentos te mantienen Fuerte,
Las penas te mantienen Humano,
Las caídas te mantienen Humilde,
El éxito te mantiene Brillante
Pero solo Dios te mantiene caminando...